MÁS BELLO QUE LA MUERTE
Recomendación Teatral nº 31:
Obra: “Más bello que la muerte” (@masbelloquelamuerte)
DE TÁNATOS Y ZORZALES
Es domingo y hace calor. Los parques atestados de gente, las plazas atestadas de gente así como las autopistas y los autos. Gente, gente, gente en busca de sol, de aire, de agua, de pájaros.
Los rayos solares no piden permiso: ingresan por ventanas, hendijas y persianas para recordarle al hombre su olvidada condición animal. Que salga al sol. Que vuelva.
Lo llaman sus infancias remotas, ancestrales y sale al pasto sin saber exactamente por qué.
Y si se anima un poco más y abandona junto a sus zapatillas un prurito injustificable, podrá apoyar todo su peso sobre la hierba fresca y recibir entonces un cosquilleo placentero, una voz recorriendo todo su cuerpo.
Es la voz de la naturaleza que le recuerda quién fue y quién debería volver a ser.
Hace algunos años recorría a diario la reserva ecológica de Olivos.
Emplazado frente al río bajando por la calle Paraná, este pequeño y sorprendente oasis da cobijo a aves, iguanas, insectos y tortugas que disfrutan de un espejo de agua ubicado en el mismo centro de la reserva.
Fue antes de la pandemia, cuando era usual ver por entonces a grupos de observadores de aves con sus binoculares y cámaras fotográficas.
Disciplina antagónica al Parkour, la observación de aves exige a sus devotos la máxima quietud, lo que se podría llamar, “la economía del movimiento”.
En su mayoría, quienes practican el avistaje de aves son personas mayores y por esa razón esta disciplina genera cierto rechazo en quienes hacemos uso y extensión de algo que todavía creemos como juventud: no cuenten conmigo, amante del movimiento reservo la quietud solo para el sueño y el teatro.
Pero “Más bello que la muerte” es teatro, así que desde la quietud y la oscuridad de mi butaca me dejé llevar al jardín de Arminda, interpretada por Sonia Novello, también autora de la obra y socia artística de Claudia Mac Auliffe , su directora.
En este hermoso jardín (excelso trabajo escenográfico), Arminda y su marido Axel (Daniel Goglino) se proponen disfrutar en paz y contemplación los últimos días de este ex profesor de filosofía.
Sin otros hijos que los perros, pájaros, flores e insectos que habitan su jardín, no pueden evitar caer en los recuerdos alegres y tristes, en la nostalgia y la melancolía.
La naturaleza circundante hace su trabajo devolviéndolos a lo esencial y a través de su propio show de la vida.
Pero también la civilización se hace presente y toca el timbre: es un muchacho con una canasta, y su nombre James (Osqui Ferrero).
Trae un pedido de la carnicería y con él, la vitalidad e irreverencia propia de casi todo adolescente.
James inyecta sangre joven en un momento tan particular de esta pareja en pronta extinción. Naturaleza viva y muerta por doquier para volver a lo esencial, que es visible a los ojos.
"Más bello que la muerte " es una obra hermosa: es verde hojas, es amarillo sol y transparente agua.
Y también multicolor pájaros, como el que lucen los que me dispongo a observar desde la ventana de mi casa, ahora que nadie me mira.
Marcelo Valerga (@teatrodibujado )
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Autoría: Sonia Novello (@sonia_novello)
Actúan: Osqui Ferrero (@osqui_ferrero_), Daniel Goglino (@anielgoglino), Sonia Novello
Iluminación: Mariano Dobrysz
Diseño de arte: Gabriella Gerdelics (@gabigerdelics)
Diseño De Sonido: ZYPCE
Operación de luces: Cristian (operador de @teatroelextranjero)
Fotografía: Pablo Garber (@pablo_garber_fotografia)
Diseño gráfico: Horacio Petre (@petre1966)
Asesoramiento coreográfico: Debora Zanolli (@devora.zanolli)
Colaboración artística: Marco Riccobene (@marco_riccobene)
Dirección: Claudia Mac Auliffe (@claumacauliffe)
Compañía: De Carencia Virtú (@de_carencia_virtu)
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