Damas Bravas

 

                        Damas Bravas

Voy a inmolarme, a exponerme en haras de que vayas a ver esta obra. 

Confieso: no la estoy pasando muy bien. Razones personales, laborales y nacionales me están llevando últimamente a recorrer de a ratos los caminos de la tristeza.

Si bien el humor y la alegría son características que suelo llevar siempre en alguno de los bolsillos de mi humanidad, parecería que en estos días los metí justo en el que estaba agujereado.

Como si fuera poco, un domingo de otoño con lluvia y frío polar no sería la condición ideal para enfrentar ciertos estados de ánimo. 

Pero aún así, de capa caída y todo, este gorrión mojado por las gotas de la desdicha (llevemos la lástima al extremo) llegó puntualmente al Espacio Callejón para ver “Damas Bravas”, obra interpretada por las chicas de Síndrome de Eureka.

Del equipo que integra este grupo solo había visto actuar a Julia Nardozza, protagonista del hermosísimo unipersonal “Los días del agua”, el cual, cuestión aparte, también recomiendo ver.

Pero volviendo a Damas Bravas; si bien tenía fe en que la iba a pasar bien, no sospechaba de ninguna manera que me haría atravesar nuevamente por una situación que solo experimenté con anterioridad, una vez en mi vida.

Hace muchos años tuve la suerte de poder llevar a mi madre a ver “La Bella y la Bestia” en su primera versión de Disney para la Argentina. La cuestión es que dentro de esa maravilla de espectáculo, una escena musical de gran despliegue y coreografía increíble me atravesó de tal manera que me emocioné.

Fue tan sorprendente descubrirme con los ojos húmedos que no pude evitar preguntarme si mi condición heterosexual estaba en jaque. Pero, superado el trance, me entregué a lo que me sucedía, y así logré disfrutar de ese momento sin vergüenza ni culpa.

Esto mismo me sucedió anoche: las Damas Bravas: me quebraron. Verlas tan entregadas a la noble tarea de hacernos reír me conmovió, y si bien me agarraron con la guardia baja, debo atribuir esta reacción en mucho mayor medida al increíble trabajo que hacen estas cinco grandes del buen humor.

Las chicas pudieron con el frío, con la lluvia, y con la real posibilidad de quedarme sin trabajo en este momento tan lindo que está pasando la Argentina. La trama también hizo lo suyo.

La ocurrente historia escrita por Alfredo Allende ( autor y director) pone a un par de ellas en disputa por quién será la elegida como la única mujer en acompañar al general San Martín en su cruce de los Andes, para una vez allí, conquistar su corazón. Esta idea es tan bien aprovechada que no para de provocar las risas, que más tarde, fueron sumamente agradecidas con un interminable aplauso final.

También quiero destacar el impresionante vestuario de Clara Hecker y Gerardo Porión : es otro espectáculo en si. Imposible no perderse por momentos en la belleza de ese trabajo.

Damas Bravas es un lujo y por esta razón, con justicia transita su tercera temporada.

Por favor: no te pier-das es-ta o-bra.

Si el domingo a la tardecita te la ves fea: sacá la cabeza del horno o desatá la soga de la viga y bajate del banquito, que las chicas de Damas Bravas te van a dejar pum para arriba, y hasta te vas a poder bancar como yo, la vuelta en el ciento cuarenta, por otro San Martín donde si las damas son bravas, los caballeros ni te cuento.







Comentarios

Entradas populares de este blog

NECOCHEA

YA NADIE RECUERDA A FREDERIC CHOPIN

El sentido de las cosas